Como
un rostro del mundo
“Zurdo de convicción y de
mano, exaltado de ánimo, tremendista de los sentimientos, suele
calzar la tela en blanco, amarrarla al caballete, dar un paso atrás,
temblar un poco y acometer. La embestida es, al principio, feroz,
luego deviene cuidadosa, al final acaba en toques de esgrimista refinado,
penetraciones de amante que ya ha entrado en el ritmo definitivo del
juego sensual. Pipa entre los dientes, humo por todos lados, música
de fondo y yo, camarada, escondido detrás de mi máquina
de escribir, espiando. Canta el gallo del vecino, la noche se acaba,
queda atrás una jornada de trabajo y delante tenemos una tela
y un poema o una canción.
A destriparnos pues.
-Qué te parece?
(...) Me parece, querido amigo,
que no tengo ni una palabra “técnica” para juzgar, ni uno solo
de esos evasivos conceptos que se manejan hoy día, ni una sola
duda. “Viudas” es un hecho humano, es decir, artístico, es
decir, plástico, es decir, creador, es decir, conmovedor, es
decir, grave, profundo, bello, entendiendo por belleza el desentrañamiento
de la verdad, de la esencia, el dominio de todas las armonías
posibles, en el caso de una tela, la deformación que aproxima
al hueso, el color que afecta los ritmos cardiacos, barro trabajado
con las manos, cocido al fuego que alienta carne adentro.
(...) Qué te diría
yo; una gran pintura, un hermoso trabajo.
La escena se repite. El tabaco,
la música, el mismo techo bajo el cual hace ya un año
que trabajamos codo con codo. Ayer fueron los “Espejos” esos prodigios
de equilibrio, esas audacias de imagen, esos torrentes de sugerencias
y agazapados conceptos. Hoy la “Piel de sueños”, savia humana,
caliente y voladora.
(...) Es su mundo, compañero.
Y de tan suyo es mío. Y de tan nuestro es de todos. Es El Mundo.
La mano Rasskin está detrás, es una mano sabia en estos
asuntos, desaforada en el planteo, caliente en la modulación,
puntillosa y experta en el acabado, zurda, es decir la que está
enfrente de la convencional.
(...) He hablado de un amigo que
conozco, de un gran pintor, de un escultor de óleos, de un
artista vibrante, de un creador. Su obra está ante ustedes.
El que tenga ojos para ver que vea. Canta el gallo del vecino, la
noche se acaba, quedan atrás muchas jornadas de trabajo y delante
tenemos el resultado.
-Qué te parece?”.
Resumen
del texto-presentación escrito por el poeta y músico
Manuel Picón para la exposición realizada en Castilla
Galería de Arte,
de Valladolid, en diciembre de 1977.
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“(...) El retrato, el desnudo, la
composición de figura y una manera peculiar de enfrentar la
función testimonial de la crónica social, son los elementos
con los que Rasskin construye su comedia humana, que unas veces rescata
para el cuadro un dolor lejano, indeterminado, que casi ya no tiene
nombre, mientras que en otras ocasiones describe con la mayor parquedad
posible una historia de injusticia, de enajenación y de violencia.
Con todo ello, este pintor acreditado
en la primera línea de la vanguardia surrealista y neofigurativa
americana, viene a una sala madrileña mezclando no sólo
los colores y la exacta estrategia del dibujo, sino también
los mundos, aparentemente irreconciliables, de lo vivido y de lo soñado”.
Del
texto escrito por el escritor y crítico de arte Raúl
Chavarri, con motivo de la primera exposición en España,
realizada en la Galería
“El coleccionista”
de Madrid, en octubre de 1977.
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