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DE LUNAS Y TANGO de Abel Rasskin

 

La pureza es una mezcla de referencia
El mundo, concebido como todo lo que es, se divide en dos grandes partes bien desproporcionadas: una mente humana y el resto del mundo, donde, por cierto, habitan también el resto de las mentes humanas. Ambas particiones del mundo cambian con el tiempo inmersas en una inevitable incertidumbre, pero si la mente en particular está hecha de material sensible y si, además, se trata de la mente de un artista, entonces la historia entre ambos mundos, el mundo interior de la mente y su incierto mundo exterior, se convierte en una historia a la vez de armonía y de conflicto. Eso es en realidad una mente humana, una entidad creadora de conocimiento, del conocimiento de las convergencias y divergencias con su resto del mundo.

Existe algo común a todas las mentes humanas sean éstas creadoras de arte, de ciencia o simples creadoras de su propia historia: la voluntad por comprender la realidad. El científico se impone comprender la realidad por oficio e intenta abordar la tarea  objetiva, inteligible y dialécticamente. El artista en cambio se impone, simplemente, comprender la realidad, así, sin un método preacordado Comprender es aquí buscar lo común entre lo diferente y reducir tal hallazgo a una esencia capaz de evocar lo máximo con lo mínimo.

Abel Rasskin y su obra DE LUNAS Y TANGO es la expresión de esta manera de comprender el cambio y la complejidad del mundo. Para ello se necesitan dos cosas: la tendencia natural a provocarse el cambio, lo que se consigue viajando en el espacio y en el tiempo, y la tendencia a aceptar sus consecuencias, esto es, la combinación, la hibridación, la suma, la interacción,... El tango es una complejidad de inmigrantes de un espacio y un tiempo que sigue mezclándose con otros paisajes y otras edades. Los paisajes campestres ondulantes y entretejidos de caminos emiten sonidos y músicas en ausencia de la representación directa de testigos humanos.  Los seres humanos, cada uno con su gesto complejo en una figura sobria y escueta, son individualidades en armonía con la identidad colectiva envidiable (para los demás) de todos aquellos capaces de generar una unidad musical interpretando juntos distintos instrumentos.

La obra de Rasskin es arte con talante de ciencia. En ciencia, la contradicción es un mecanismo-alarma que anuncia una crisis y una invitación para reemplazar una comprensión obsoleta. Pero algunas contradicciones son inevitables y no siempre son tratables. El Holocausto es parte de la realidad de este mundo y, a pesar de que intentamos comprender una y otra vez, tal comprensión se nos escapa también una y otra vez.  Lo superfluo, se decanta en ciencia, pero tal cosa no es una obligación en arte. Rasskin decanta lo superfluo en pos de la inteligibilidad. La realidad es el último juez en ciencia lo que en arte no es, como mínimo, necesario. El científico se sacrifica desapareciendo como el autor inseparable de su obra. Rasskin da la impresión de ser también científico en eso y se diría que huye del centro mismo de su obra para no comprometer su universalidad.

En síntesis, en las figuras, formas, texturas y colores  de Rasskin  una cosa está clara:
 
la pureza es sólo una mezcla de referencia

De cualquier pureza se parte de nuevo con el ánimo de crear otra pureza nueva para enfrentarla a su vez con otras purezas sedientas de impurificarse.  Y tal es quizá la propia manera de funcionar de los seres humanos en general, de la historia individual de cualquier ser humano, de cualquier ser vivo y de la naturaleza entera...

Jorge Wagensberg

Director del Museo de Ciencia Cosmo Caixa de Barcelona

Profesor de Física en la Universidad de Barcelona

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